El decadentismo argentino y el paraíso que no fue

Hubo una publicación de un economista de la OCDE llamado Angus Maddison que fijó que el PBI per cápita de Argentina en 1895 estaba por encima de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, y todos los países que quieran imaginar. Actualmente gobierna la Argentina un grupo de personas que han tomado en serio estas publicaciones y creen que si Argentina estaba primera algo malo debe haber ocurrido para llegar a nuestro presente.

Mario Rapoport en el libro «Parece cuento que la Argentina aún exista» explora la forma en que ese dato del PBi per cápita se había construido y revela que en el libro más importante de Maddison el autor afirma que el crecimiento de Argentina para el período analizado lo supuso igual que el de la década posterior. Es decir que analiza 1895 y calcula según lo que pasó en 1900 a 1912 época de oro de la agroexportación. Eso no se hace. y todo sin meternos en la cuestión de la distribución o si un índice de PBI de este estilo sirve para medir algo sin contar inversión, capital, ahorro, etc.

Pero igualmente lo dan bueno muchos economistas liberales en el país que buscan recrear el mundo previo las regulaciones estatales que aparecieron a partir primero del radicalismo y luego de los gobiernos del fraude de la década del 30. Gobiernos que intentaron salvar a los exportadores del campo que veían reducirse sus mercados europeos por la guerra y luego la crisis del 29. El Banco Central argentino no se hizo para salvar la industria. El sector económico que había liderado el proceso desde 1880 entró en crisis simplemente porque bajaron los precios debido al conflicto en Europa. Es decir por un agente externo. Y esa situación de la que supuestamente considerábamos un hecho saldado el fin del país agroexportador hoy vuelve como un mantra para el gobierno argentino. Hubo felicidad con poco estado, sin banco central, y los políticos y los empresarios prebendarios lo arruinaron por no permitir la libertad comercial irrestricta. Los sectores dominantes de Argentina se asociaron a Inglaterra como este gobierno lo hace con Estados Unidos e Israel y prefirieron un mal trato con Inglaterra que un mejor trato con algún otro. Porque creían que la civilización pasaba por ahí. Hay algo del aspecto cultural, que es lo primordial en ese sentido. Parecerse a Irlanda o Suiza como objetivo, cuando contamos con historias diferentes. Nuestra historia tiene que ver con la colonialidad y luego la dependencia económica. Y la dependencia no se daba porque tal o cual país estaba lleno de idiotas que no sabían como desarrollarse, sino que estaba enmarcada en el cercamiento que hicieron las potencias de cualquier posibilidad de crecimiento autónomo. No por nada Estados Unidos financió los golpes de Estado en todo el continente americano desde 1954 en Guatemala para adelante. Bloqueos, sanciones, golpes. Esa es nuestra historia. Quienes quieran buscar en los errores, que por supuesto hubo, de los gobiernos populares estarán errando porque nunca pudieron modificar el esquema de dependencia de la Argentina y con eso no pudimos generar la sostenibilidad en el tiempo que necesita un proceso de desarrollo con industrialización.

Lo que estamos viendo se parece a la propuesta de PInochet en el Chile de los 70. Desregulación brutal para pasar a ser solo exportadores de materias primas. En el caso chileno era el cobre en aquella época, hoy aparecen otros minerales como el litio que son buscados en el mundo. La interrupción de los procesos de desarrollo atrasa la posibilidad de la independencia económica, cosa que por supuesto al gobierno actual no le importa en absoluto porque ya decidieron entregarse al mejor postor e ir a fondo con el proceso de destrucción de la industria argentina, de su estado y de sus trabajadores. Pinochet lo hizo a sangre y fuego, ahora creen que por el desgaste económico que tuvimos los argentinos los últimos 15 años es posible avanzar con la velocidad con la que lo están haciendo e invocando un tiempo pasado que fantasean como mejor. La pregunta es si el diagnóstico que tienen es correcto o equivocado. ¿El pueblo argentino, con tanta historia sobre sus hombros, lo permitirá?

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