Oppenheimer

La película sobre el físico Robert Oppenheimer de Christopher Nolan habla de un momento bisagra de la historia del siglo XX. La situación de como finalizar la segunda guerra mundial. Los hechos son conocidos: Estados Unidos tiró 2 bombas atómicas sobre Japón (Hiroshima y Nagasaki), que ya estaba en camino de rendición, y eso le sirvió para posicionarse contra la Unión Soviética en el mundo de posguerra. La película trabaja bien el cambio de enemigo que se produce en el paso final de la presidencia de Roosevelt a la presidencia de Truman. El enemigo inicial nazi va dejando su lugar al enemigo comunista. Y se sobreentiende que el enemigo principal es el comunismo. Es famosa la disputa entre el departamento de Estado y la secretaría del tesoro sobre la reconstrucción de Alemania: el debate era reprimarizar (eliminar la industria) o reindustrializar para que no avance la URSS. Ganó la idea de que el enemigo principal era la URSS. Y esto se ve bien en la película en las intenciones del físico que al ser judío busca que el castigo se oriente a los nazis, pero esto no lo logra nunca. Le termina dando la bomba a un régimen que se va a ir transformando en un imperio, lejos de la ideas de libertad que pregonaban el grupo de físicos que se ponen a investigar la posibilidad de hacer este tipo de explosivos de amplio alcance para derrotar el nazismo en Europa.

¿Y por qué esto tiene que ver con nosotros? Por qué estamos viviendo un nuevo momento en América Latina y su relación con los Estados Unidos. El avance contra todas las posiciones comerciales y no comerciales chinas en América ya es un dato de la realidad y lo vemos en Argentina después de 20 años de desarrollo de un vínculo con la nueva superpotencia mundial comienza una etapa de retracción eligiendo como nuevo aliado a los Estados Unidos que ofrecen lo de siempre, ajuste, neoliberalismo, y la posibilidad de libre comercio que va a terminar con nuestros procesos de industrialización. Exportar lo rentable (la ventaja comparativa de David Ricardo) y luego vean como sobreviven, si sobreviven.

La película marca ese momento del pasaje de enemigo y la clara redirección de todas las acciones hacia una purga de cualquier cosa soviética. Hoy la redirección va hacia China (en mayor medida y luego a Rusia) en América Latina y otra vez a nuestros países les vuelve a achicar el margen de acción. Se trata nuevamente de una política de un imperio en decadencia, pero imperio al fin, que va a dar pelea por lo que considera su espacio natural, su patio trasero. Nuestro país cascoteado por una larga crisis económica dio inicio a esta posibilidad novedosa de retrotraer las políticas que se habían desarrollado con China. Esto lejos de beneficiarnos volverá a ser una política en una sola dirección que terminará amarrándonos y volverá al ciclo de crisis con endeudamiento que ya estamos habituados. La novedad de este momento es el desmantelamiento estatal brutal a través del ahorcamiento presupuestario que está puesto sobre la mesa. Como siempre el pueblo organizado será la única forma de frenar y proponer nuevos rumbos, que favorezcan a las grandes mayorías y pensemos otra vez en la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación.

Lo nuevo, lo viejo y lo que ahí está siempre

En 2003 hubo una elección presidencial entre Menem, Kirchner, Rodriguez Saa, Lopez Murphy, Carrió y otros. Menem representaba la economía neo liberal con estabilidad por el plan de la convertibilidad y un liderazgo en el peronismo posible. Lopez Murphy había sido ministro de la Alianza, cultivaba la idea de represión como respuesta a la crisis y abonaba el neoliberalismo. Rodriguez Saa y Kirchner eran posibles aliados de Duhalde, hombre fuerte quien había animado la interna contra Menem y pregonado un plan de crítica incipiente al neoliberalismo, con una economía que empezaba a arrancar y a mover el mercado interno luego de la salida de la convertibilidad en 2002. 

Esa elección tuvo más del 30 por ciento de apoyo al neoliberalismo y la continuidad de una forma de entender las relaciones económicas y sociales. Entre Menem y Lopez Murphy juntaban ese apoyo. Pero por la modalidad de nuestras elecciones tenía que haber ballotage y Menem eligió no competir, entendiendo que sería derrotado contra el hombre de Duhalde, Nestor Kirchner. 

Kirchner asumió el gobierno continuó el modelo económico de Duhalde y otra vez la argentina comenzó a levantarse, ayudada por los precios internacionales de las commodities. Fidela Castro dijo en los días de la asunción, uds han decidido enterrar al neoliberalismo en el mar. La presencia de mandatarios como Chavez y Lula construían un escenario de apertura para nuevas posibilidades después de la crisis del 2001. Pero ya se veía en Brasil que el gobierno no iba a salirse del libreto neoliberal, pero si permitiendo la alimentación de su población. En definitiva se expresaba un pensamiento que entendía que era posible el desarrollo por exportaciones, con el capital privado como bandera, y negociar algo de la distribución de los recursos. Ese modelo brasilero era mirado de reojo en Argentina que aparentaba mayor profundidad en la crítica al modelo neoliberal. 

En los 90 un famoso y reconocido secretario general del gremio de Luz y Fuerza le decía a sus compañeros: el mundo cambió, nos tenemos que adecuar a lo nuevo, no vale la pena resistir. No sabemos si alguien le dijo en ese momento que en los próximos 30 años el mundo cambiaría varias veces más. Hay que decir que el mundo de los 90 con la caída del bloque soviético sin disparar un solo tiro abonaba fuerte a esta idea de que el liberalismo había triunfado para siempre (o por un tiempo largo).

Menem pudo hacer lo que hizo: desguace del estado nacional e instalación de una economía de libre mercado, destruyendo la industria porque era parte del peronismo y se quedó con una cuota importante. Pero no sólo por eso, sino porque dio el debate en la sociedad sobre qué modelo era mejor y defendió el liberalismo a capa y espada.Pero, por ejemplo no tocó las obras sociales de los gremios. Fue ese acuerdo el que modeló lo popular  de los años siguientes, donde se estableció cada vez más que habría dirigentes ricos y dirigidos pobres en pos de la gobernabilidad. 

Cuando llegó Kirchner todo se puso en cuestión, pero las discusiones se cerraron en 2005 cuando en pos de la gobernabilidad el oficialismo estableció un revínculo con los que hasta hace dos minutos habían sido criticados. Recordemos que Cristina Fernadez dijo de Duhalde que era como el padrino (quien lo había llevado a Kirchner a la boleta). El acuerdo con el movimiento obrero organizado que se puso en crisis en 2011 garantizó la estabilidad de esos años, pero no logró derrotar (como deseaba Fidel) para siempre al neoliberalismo.

Las reestatizaciones del correo o de Aerolíneas Argentinas no contaban con un relato de recuperación sino de salvataje porque los privados no ejercieron bien su rol. El estado acudía, pero para reformar un poquito y otra vez volver a privatizar. Por lo menos esos fueron los discursos en esos momentos. La línea de transformación del modelo neoliberal por otro no estaba clara en su despliegue, porque no había claridad en el mundo sobre que hacer con las crisis del neoliberalismo. En todos estos años vimos pasar a Grecia, a Portugal, a Brasil, y tantos otros y nadie pudo dar en la tecla para la salida de un esquema neoliberal. La tendencia al contrario fue fortalecer el estado como en Rusia y China para salir a hacer liberalismo, no para generar un proceso de acumulación que permitiera la salida de un modelo para nuestros países totalmente desigual. 

La discusión sobre el modelo económico y social siempre se postergó por lo urgente y medidas pragmáticas. Eso fue tiñendo al movimiento nacional peronista de posiciones cada vez más liberales dentro de sus principales dirigentes. 

El riesgo de este proceso sin dar debates de fondo en torno a la orientación y los programas era no tener que ofrecer a la sociedad en caso de crisis como ocurrió con el gobierno de Alberto Fernandez. 

En los años 30 del siglo XX sectores críticos de la UCR decían que corrían el riesgo de transformarse en una máquina electoral que no trastoca ningún camino, que acepta el status quo y plantea cambios mínimos, pero fuertes en la distribución. 

Hace unos días un tuitero @tomastrape se preguntaba: ¿Cuál sería nuestra ley ómnibus?
La misma pregunta que atravesó el movimiento nacional en todos estos años, ¿para qué queremos ganar elecciones? Seguimos insistiendo con un programa claro que exprese el sinceramiento sobre que tipo de sociedad queremos. Hoy no está claro. 

El gobierno actual actúa en el vacío de la crisis del sentido del peronismo, pero tomando parte de su historia, la del menemismo, idealizada como un momento de estabilidad, de salarios en dólares, de viajes de la clase media, de las importaciones libres, mientras la industria poco a poco se iba desmantelando. Un país para que cada vez menos saquen la cabeza fuera del agua. 

¿Es posible, todavía, creer en la industria nacional como motor del crecimiento del país en su búsqueda de soberanía y grandeza? En esas discusiones que ya aparecían en la Argentina liberal de fines del siglo XIX, radican las preguntas que tienen que volver a aparecer. Para que el pueblo argentino vuelva a creer en un destino común se necesita discutir a fondo la orientación, además de revisar las formas en la que se ejerce el poder, incorporando la ética como premisa básica. 

Perdón Fidel, nunca pudimos enterrar el neoliberalismo y ahora este viene recargado. 

Vidas privadas

Hace ya mucho que sabemos que nuestro país fue colonizado culturalmente por ideas que se dicen liberales, pero que en la práctica terminan siendo conservadoras. Hace ya mucho que hablaron Jauretche, Scalabrini, Ugarte, Arregui, Argumedo y tantos otros. Hace ya mucho que sabemos que los nombres impuestos a nuestra vida cotidiana, que vemos en las calles, los trenes y para donde miremos, fueron producto de una brutal guerra contra los pueblos de las provincias que se opusieron a la idea de un país pensado sólo como exportador desde Buenos Aires. Sabemos que llegó el Yrigoyenismo, que llegó el peronismo, pero que esa cultura no pudo ser barrida porque se origina en una forma de organizar nuestra economía nacional y esta tiene que ver con producir lo que necesita otro, no nosotros. El estado al frente d ela educación y la salud de la población tenía un motivo formativo y de protección para la construcción de un tipo de sociedad determinada. Hoy en un país para pocos, el rol del estado en esos aspectos cada vez se va languideciendo día a día. Y si no se toma la situación desde una perspectiva que permita unir la educación con el destino nacional, seguiremos siendo rehenes de una de las facetas de estas ideas del mundo de la división del trabajo del siglo XIX. Nos tocó venderle carne y granos a los países importantes, nos quedaremos ahí. Pero la Argentina nació rebelde. No se subordinó mansamente. Tuvo que haber tres matanzas brutales (a los pueblos originarios del sur, a los paraguayos y a los federales de las provincias) para que se erigiera este tipo de Estado y se empezara a aplicar la Constitución de “Alberdi”. Una Constitución impuesta, construida desde una teoría que poco tenía que ver con la práctica cotidiana del pueblos argentino. Por eso Rosas había dicho en su carta a la hacienda de Figueroa que no había que acelerarse para establecer normas que venían de otros lados, sino que había que consolidar las propias normas para hacerlas ley. El mismo debate que tuvo Simón  Bolivar cuando criticaba las repúblicas aéreas (por que las visualizaban desde arriba como las maquetas) que querían imponer a fuerza de constituciones copiadas de Estados Unidos o Europa. Sabemos que siempre intentaron ser como otros, que ellos evaluaban que era la forma correcta de ser, de transitar por este mundo. Siempre esos otros estuvieron en Europa. Políticas de racialización, de negación de los orígenes mestizos u originarios, hicieron de la Argentina un país que peleaba por ser lo que es, contra las ínfulas de ser otra cosa. Se dijo hasta el cansancio que veníamos de los barcos y eso significaba que nuestro origen estaba en otro lado no acá. Por ende nuestro destino era otro no el que se pudiera construir con las propias fuerzas de nuestra tierra. Esa discusión es un continuo en la historia. Los gobiernos peronistas del siglo XXI intentaron acercar la idea del destino nacional a una visión más ajustada de nuestra historia, incluyendo a los excluidos, pero el gran dilema nacional es que tenés que modificar la forma en que se produce en el país y eso requiere tiempo y organización, cosas que casi nunca hay. Entendemos como las calles o los trenes pueden seguir teniendo el nombre de un masacrador serial como fue Mitre cuando vemos que se intenta reponer otros nombres como los de los represores de los 70 o se tiran estatuas que homenajean a peronistas del siglo XXI. Dijeron lo mismo de San Martín, de Perón, y de todos los que osaron enfrentar una dinámica que la quieren presentar como la normalidad. Lo natural es tratar de ser como los países a los que les vendemos. Ya Kusch hablabab de la voluntad del ser alguien occidental que ante el temor al afuera construía una muralla de negación contra la voluntad del mero estar entre las fuerzas del entorno que emergía en la América profunda. Siempre con las ganas de ser otro. Suiza, Irlanda, Inglaterra, Australia, Chile. Copiar a los que copiaron bien dicen. Y de esa forma vemos como las vidas se van privatizando con el tiempo. Hace 30-40 años las instituciones públicas eran la primera opción de vida y socialización. Fuimos permitiendo, y nos fueron imponiendo nuevas formas en que nos socializamos siempre pagando. La pública queda como el lugar donde se cae si quienes quieren representar otras ideas no predican con el ejemplo. Porque para demostrar que existe una creencia profunda hay que demostrar que se pone el cuerpo en esa elección. No pudimos trastocar el orden estructural de producción, pero le podíamos generar un  crecimiento paralelo de otro tipo de forma de producción, distribución y consumo. El mercado interno creciendo en la Argentina generando nuevas industrias fue eso. Pero el techo de lo que se denomina estrangulamiento externo, es decir que crecés y vas necesitando cada vez más recursos que están afuera y los traés con dólares que te da la exportación del agro, nunca fue podido superar. Y esa crisis, que siempre es nueva por los contextos nuevos, es la crisis recurrente del país. 

Ahora estamos en el momento en que nos vienen a contar otra vez que hay que ser como un otro que no somos. Con el campo del pueblo fragmentado, pero no roto habrá que construir nuevas epopeyas. O nuevos temas como dijo uno por ahí.

¿Qué estamos viendo?

El presidente Milei, autopercibido como libertario por unos libros que leyó, ha optado por la vía de las políticas de shock neoliberal. Decíamos hace unos días que podría optar por el camino que había marcado Alberto Fujimori en Perú que decidió disolver el Congreso y el poder judicial y convocar una asamblea constituyente donde reformó la Constitución. Es clave que en el proyecto de Milei no se toca el poder judicial, y no se disuelve el Congreso sino que se le pide todas sus atribuciones por lo que dure su mandato (se percibe como un atajo hacia la misma dirección). Algunas cosas que se ven: Fujimori heredó un país con inflación del 7000% y la amenaza real del terrorismo de Sendero Luminoso. Milei heredó 140% y su discurso voluntarista de que somos todos comunistas.

Pero hay alguna cuestiones que sorprenden. Todos miramos hacia afuera y vemos que los estados buscan consolidarse, que el proceso es contrario al neoliberalismo del 90 promovido por el Consenso de Washington, pero ¿es tan así?. El contexto es de guerra comercial entre EEUU y China (y los BRICS) derivado en conflicto militar en Ucrania y ahora en Medio Oriente. Estados Unidos se reposiciona en América Latina a través del financiamiento de esquemas políticos ultra liberales y a la vez autoritarios. El realismo capitalista de Mark Fisher al palo. Todo se puede revertir. Parece posible que un acuerdo político termine con la Argentina como la conocimos, no sólo los 40 años de democracia, sino también la Argentina de la presencia del Estado en cuestiones básicas como Educación y Salud. Habría que retrotraerse hasta el yrigoyenismo. Tienen un problema con la Ley Sáenz Peña. La entienden como el motor de un andamiaje político que burocratizó la vida y condujo a la construcción de herramientas electorales que se beneficiaban a si mismas y no resolvían los problemas del país. Son del sector liberal que perdió la discusión en la década del 30 sobre que debía hacer el Estado en esa crisis. Para ellos nada.

Pero hay algo de lo novedoso en que no haya contexto favorable. De repente aparece Taiwán (entregando cajas navideñas (?)), sabiendo que China es socio principal de Argentina, esto lo hacen para romper las relaciones la potencia asiática. ¿Y a quien favorecería hacer eso? Miremos para el Norte. No se darán por vencidos y lo que parecía que venía para quedarse puede cambiar. Sólo quedaba Paraguay (por sus rémoras anticomunistas de Stroessner) como el único país importante que aún no reconocía a China y si a Taiwán. Quizás haya más por ese lado, y quedaremos entrampados en la guerra de los yankis contra los chinos.

Qué pasará, no lo sabemos. ¿Qué parte de la sociedad y del estado está dispuesta a cambiar la gente que votó este gobierno? ¿La solución mágica es privatizar todas las empresas? ¿otra vez? ¿Hay que repetirles que las inversiones que llegan a países como los nuestros son meramente especulativas como fueron las que se quedaron con YPF y Aerolíneas en los 90? ¿Cuántos muertos soporta un pueblo?

Políticas de shock: Rodrigazo, Fujimorazo, Caracazo, ¿cómo se llamará esta?

Comenzaron a delinearse las primeras medidas del gobierno de Milei. Caputo estableció políticas iniciales de una devaluación de más del 100 (como pedía el FMI), junto con la quita de subsidios (se presume que totales) a servicios y transporte. Esto implicará una transferencia de ingresos brutal de los sectores bajos y medios a los sectores altos. Recordemos que los liberales creen que los sectores más ricos no deben tener impuestos porque son los que generan la riqueza que luego se derrama debido a la abundancia. Nestor Kirchner decía que si no había estado para mover la copa esta nunca se derramaba. Hoy hablan de que la economía de un país es como la de una casa (cuando te hacen esa comparación seguro que te están estafando) y que hay luz al final del túnel. Por supuesto que quienes van a sufrir serán quienes viven de un salario, una jubilación, etc. Los mismos ajustados de siempre.

Pero en términos históricos es la recuperación de los ajustes clásicos que pregonaba el FMI en los 80-90 cuando los estados latinoamericanos modificaron su forma. Perú con Fujimori tuvo en estas políticas de shock su base económica sin apoyo político eligió cerrar el Congreso y gobernar por decreto. Carlos Andrés Perez en Venezuela con políticas similares tuvo que enfrentar el levantamiento popular en la capital del país, sumado a dos intentos de levantamiento militares (uno liderado por Hugo Chavez en 1992) y terminó con cientos de muertos y sin apoyo político fue destituido en los años siguientes.

La pregunta que se abre hoy es cómo un gobierno electo en las urnas pero sin los apoyos necesarios en el poder legislativo podrá gobernar un país con una dirección que busca cambiar la forma que había tenido el estado a lo largo de su historia. ¿Gobernará por decreto?, ¿cerrará el Congreso como Fujimori?. El Rodrigazo, como política de estabilización que se tomó en un gobierno peronista no pudo sostenerse porque carecía ese gobierno de los apoyos políticos de la coalición gobernante. A Rodrigo lo saca la CGT que ocupaba cargos en ese gobierno. La situación actual es inédita por el apoyo popular en la urnas a políticas de ajuste, esto se trasluce en una coalición de gobierno que (por ahora) ve con buenos ojos acompañar este tipo de medidas drásticas que se implementarán en servicios y transporte a partir del 1 de enero. El equilibrio entre lo político y lo económico es fundamental para realizar este tipo de tareas.

Próximamente sabremos a que atenernos.

Recordemos siempre que estamos en esta situación porque no se puso de acuerdo la dirigencia representativa de los intereses populares.

¿No hay alternativa?

¿No hay alternativa?

Asumió Javier Milei con su copia a los modales norteamericanos y trumpistas de comunicación. El acto en la explanada del Congreso, las fotos mostrando los decretos o el poder de su firma (volvió la lapicera), la centralidad en su figura no dejando visibilizar a los ministros. 

Si empezó a tomar la estética de ese tiempo norteamericano el discurso se lo va a copiar a su ¿ídola? Margaret Thatcher. Esa líder, junto a Ronald Reagan, de las transformaciones neoliberales en el mundo dejó un camino a seguir para quienes buscan copiar ese modelo. En términos de horizonte el principal enunciado era la idea de que no había otra opción en el menú. No hay alternativa a hacer lo que quiere hacer. Si no se hace esto o aquello caerán las pestes y las maldiciones. Lo que hay que hacer para ellos era recortar el estado, quitarle impuestos (el pie de la cabeza como les gusta brutalmente explicar) a los más ricos de la sociedad, terminar con las actividades que requieran subsidios (y si tienen que cerrar no es su problema), y establecer modelos de sociedad en donde prima el capital financiero por sobre, ya no digamos el capital productivo, sino por sobre la vida de cualquier humano. 

Ayer explicitó las consecuencias que traería no recorrer el camino que propone. Habló de 15000% de inflación, es decir una híper inflación descontrolada. Y dejó expresado su latiguillo de No hay plata (para algunos sí, se sabe). 

Thatcher logró reconvertir lo que quedaba de Inglaterra de industria minera en solo un centro financiero mundial. Luchas que marcaron la historia inglesa en contra del cierre de minas, que también se vieron en otros países, marcaron el tiempo de la nueva etapa que amaneció en el mundo occidental. En Argentina hay un sector grande que cree que la industria no es necesaria porque no es eficiente desde el minuto 0, y quiere llevar al país a fines del siglo XIX donde precisamente hombres (imposibles de calificar como comunistas o colectivistas) como Carlos Pellegrini o Vicente Lopez hablaban de la necesidad de industrializarse para evitar los vaivenes de los mercados de los productos primarios que exportábamos. Pero eran voces que caían en saco roto hasta que comenzó la movilización popular organizada primero con Hipólito Yrigoyen y luego con Juan Perón. Pellegrini se enfrentaba a la idea de Nicolás Avellaneda que decía que teníamos que pagar las deudas sobre el hambre y la sed de los argentinos. 

Repetir hasta el cansancio que todos los procesos de industrialización en el mundo fueron deficitarios en el comienzo. Siempre hubo Estados que financiaron el crecimiento de empresas insignia para el desarrollo de los países. Inglaterra, Estados Unidos y más acá Corea del Sur son ejemplos de que la industrialización no fue por arte de magia.  

La Argentina necesitaba un proceso de estabilización de la economía (como el que hizo Perón en 1952), pero el Frente de Todos no se puso de acuerdo en como realizarlo y así terminamos. Fue un acto de irresponsabilidad (no asumir lo que te toca y dejar que venga otro a hacerlo), que se verá más claramente a lo largo del gobierno de quien tiene como caballito de batalla la estabilización a los tumbos. 

En estos primeros tiempos habrá que mostrar (y demostrar) que sí hay alternativa, que se pueden hacer las cosas sin el sacrificio de los sectores populares ni las clases medias, pero para eso se necesitará una reconversión del dispositivo, porque lo que se viene va a tratar de generar una sociedad en donde como decía Martinez de Hoz “es lo mismo exportar acero que caramelos”.

La reelección de Axel en la Provincia de Buenos Aires

Este domingo 22/10 presenciamos una nueva ocasión en donde nuestro pueblo participó masivamente de un acto electoral para definir la dirigencia que estará al frente los próximos 4 años del país y de la provincia de Buenos Aires. 

Axel Kicillof con Verónica Magario fueron elegidos abrumadoramente y terminaron sacando 18 puntos porcentuales al intendente de Lanús, presidente de Independiente y tesorero de Macri, Nestor Grindetti. Una elección en medio de un proceso de alta inflación que pareció espiralarse las últimas semanas y que fue el contexto de toda la campaña. El deterioro del poder adquisitivo que vino paliándose en los últimos tiempos a través de la gestión de Sergio Massa en el ministerio de economía de la Nación era la charla obligada de todas las personas que transitan la provincia, en escuelas, hospitales, universidades, mercados. “Los precios” es el ítem que más se conversó y lo que saltaba inmediatamente en cualquier cruce. El gobernador de la provincia poco puede hacer contra esto, porque además fue Ministro de Economía y sabe que las variables a acomodar están en Nación.

Pero se encaró el problema desde otro lugar, con las herramientas a disposición de un gobierno provincial. Entonces lo primero que ocurrió fue que se conformó un gobierno que no tenía miedo de poner la cara en los territorios, que cualquier funcionario podía ir a cualquier distrito a ofrecer las herramientas que se iban construyendo. 

Los mercados de productores familiares de la Dirección de Economía provincial del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad mostraron a las personas que se acercaban que el gobierno estaba haciendo un esfuerzo para que en las casas no faltara ni carne ni leche y que además podían consumir productos verdes de estación a buen precio. Fueron mercados que siempre se hacen lejos de los supermercados, para la población que no tenía acceso a por ejemplo los precios cuidados. Esta política se llevó a cabo sistemáticamente con alrededor de 40 distritos, y nunca se frenó. A eso se le sumaron los viajes gratis (subsidiados por el gobierno) al Mercado Central que iban transformando de a poco la vida económica de quienes accedían a ellos. Una gran cantidad de personas se acostumbró a comprar de esta manera, productos de calidad y a precios imposibles, ya que también se sumó la cuenta DNI y sus reintegros. De un Banco Provincia preocupado por ser una rueda de apoyo al consumo, yendo a enfrentar el problema, no quedándose quietos a que alguien les dijera que hacer. 

Estas políticas que comenzaron como un ensayo fueron estableciéndose como mecanismos que podían hacer salir, por momentos, del problema nacional de los precios de la economía. Se le reconoció a Axel además de las políticas referidas a rutas, urbanizaciones y nuevos edificios, que no abandonó al pueblo de la provincia cuando se necesitaba que los dirigentes se pusieran a la cabeza e inventaran alguna forma para salir del atolladero aunque no pudieran resolver el fondo. Una política que podía parecer una simple curita, con constancia, sistematicidad y organización se transformó en una nueva forma de consumo de muchísimas familias bonaerenses, y expresó el apoyo de un gobierno a su gente cuando se necesitaba. 

Muchas veces se piensa en el voto como el resultado de una ecuación económica, pero hay que incorporar que la definición de a quien vota una persona está atravesada por un sinnúmero de emociones. Y con el recuerdo de la pandemia, esta crisis económica que estamos atravesando (y se podría haber llevado puesto a cualquiera) demostró que poner la cara frente al pueblo que te eligió, ser responsables llevando en alto la militancia, con amor y un compromiso profundo es lo único que tiene frutos. Porque no se trata de que siempre nos vaya bien (que es lo que deseamos todos), sino que cuando no va bien sepamos que va a haber dirigentes que van a estar ahí al pie del cañón viendo como poder mitigar el mal trago. Y ahí es donde se ve la grandeza de las personas.  

                                                                                                         Ignacio Politzer, sociólogo

Rucci, Wainfeld-Ivancich y la memoria del peronismo

Hace 10 años escribía esto https://losoperariosdelplan.wordpress.com/2013/09/26/historias-del-peronismo-rucci-tosco-peron-cristina-y-como-se-cambia-este-pais/. Hoy se cumplen 50 años y la novedad es que apareció el libro de Abal Medina «Conocer a Perón» en dónde, por primera vez reivindica desde una posición no sindical el rol de Rucci en el peronismo y lo trágico que fue su asesinato. Las lecturas peronistas desde los restos de la tendencia construyeron un relato que dejaba siempre a Rucci como un muerto consecuencia del conflicto y no se metía con la aberración política que fue su asesinato. Otros peronistas habían construido un relato histórico que no había tenido un peso histórico que lograra construir una línea política de la memoria de los 60-70. Me refiero a Wainfeld e Ivancich en sus textos sobre los 70 de la revista Unidos. En sus posiciones reivindican el movimientismo peronista y se alejaban de la idea de la violencia como solucionador de conflictos. Después de 50 años pareciera que a esa idea del peronismo le llega su momento. Hoy queda clarísimo que al que se le ocurrió matar al jefe de la CGT incurrió en una de las calamidades más grandes para nuestro pueblo de los últimos 50 años. Las oportunidades o las aprovechas o se esfuman. En estos tiempos que estamos esperando el pronunciamiento de nuestro pueblo en elecciones libres nunca está demas saber que oportunidades hay pocas y las que tenés las debés cuidar más que a tu propia vida.

20 años de la irrupción de Nestor Kirchner o de la unión de 2 símbolos: desaparecidos y desocupados

Cuando Nestor Kirchner asumió la presidencia lo que se sabía era que había sido puesto por Eduardo Duhalde para ganarle a Menem en un ballotage que nunca sucedió. Era un gobernador de una provincia patagónica con pasado de militante universitario en La Plata. El factor sorpresa fue muy importante porque nadie esperaba nada ya de los partidos políticos argentinos, más que algunos matices en la administración del sistema neoliberal que se había impuesto primero con la dictadura, pausado con Alfonsín y profundizado con Menem y De la Rúa. La revuelta popular del 19 y 20 de diciembre del 2001 habían marcado un quiebre, pero después de las asambleas y los piquetes había aparecido Duhalde que había logrado salir de la convertibilidad con un costo altísimo. La movilización popular había declinado a mediados del 2002 cuando se produjeron los asesinatos de los militantes Kosteki y Santillán en el medio de una protesta social. El adelantamiento de las elecciones y la no participación de Duhalde, sumado a Reutemann (algo vio? o lo vieron en algo?) y a De la Sota, permitió que el flaco sureño tuviera su oportunidad que en sus planes estratégicos estaba prevista para 2007.
Llegó al gobierno con el problema de la desocupación como espada que atravesaba toda la gestión. Puso en funciones a un ministro idóneo como Carlos Tomada que conocía el paño a quien le pidió que hiciera “algo, una cosita todos los días en favor de los trabajadores”. Recordando que ese ministerio era el que había creado Juan Perón y por ende había que ponerlo nuevamente en su lugar histórico.
En los 90 quienes habían quedado desamparados sin trabajo y sin estado comenzaron a organizarse y a efectuar medidas de protesta de cortes de calles y rutas nacionales. Esa modalidad dio el nombre de piqueteros a estas organizaciones pero no era lo único que realizaban, sino una más de las modalidades utilizadas. Algunos de estos grupos que comenzaron sólo con desesperación para luego pasar a la organización. Comenzaron a hacerse visibles y ser apoyadas por algunos sectores de nuestra sociedad. En particular me interesa destacar el apoyo que tuvieron de las madres de Plaza de Mayo. Quienes entendieron rápidamente que esta lucha tenía que ver con la lucha por el país más justo por el que habían sido desaparecidos sus hijos.
Creo fervientemente que Nestor vio esto y comenzó a construir en el sentido de tratar de unir dos conceptos de épocas diferentes, los desaparecidos y los desocupados. Si alguien miraba a un trabajador desocupado protestando no era sencillo, en esa época hacer el link con la figura de los desaparecidos. El hilo era el programa económico que impuso el predominio del capital financiero durante la dictadura que asesinó y desapareció opositores, mientras comenzaba la desindustrialización del país y los modelos de deuda y empobrecimiento que generaron la altísima desocupación. Para entenderlo políticamente la doctrina que pregonaba el sector económico poderoso del país en los 70 era terminar con el peronismo, y se les ocurrió que quitando el agua al pez este moriría, es decir sacaban las fábricas y no habría más trabajadores industriales ni peronismo con poder de veto en la Argentina. La desindustrialización generó la desocupación y algunos de estos desocupados fueron a buscar a las madres de plaza de Mayo para unir sus luchas. Nestor entendió que eran dos conceptos de una potencia y un valor simbólico brutales, los desaparecidos y los desocupados, los que le podían dar la llave para cuestionar el modelo económico de endeudamiento y destrucción de la producción y el trabajo en el país. Y hacia allí fue.
El momento en el que se cristalizó fue en el 2005, el 24 de marzo cuando denunció a Martinez de Hoz como el brazo civil de la dictadura argumentando que el objetivo de ese golpe estaba en los planes económicos y no militares. Ese día ya las madres de los desaparecidos (que comenzaban a reconciliarse con el peronismo y con la idea de patria), y los trabajadores desocupados estaban apoyando el gobierno popular, porque también habían entendido que el camino para modificar el orden social que había producido ambas tragedias históricas era el que comenzaba a desarrollarse en este país del Sur.

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Taiwán: historia, contexto y el vínculo con América Latina

Taiwán: historia, contexto y el vínculo con América Latina

Por Ignacio Politzer

A raíz de la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de los EEUU, Nancy Pelosi, en una zona que los medios hegemónicos “traducen” como Taiwán, estamos presenciando cómo se va germinando  un eventual conflicto. Son días de una época cada vez más ajetreada.

 La isla se llamó Formosa y fue colonizada por España,  después por los Países Bajos, posteriormente anexada por la China imperial y luego de una derrota militar en 1895, fue cedida a Japón a perpetuidad  hasta el inicio del Revolución Socialista China  (1949) liderada por Mao Tse Tung incluyó el territorio estratégico en la geografía del nuevo Estado, pero al haber sido un espacio japonés, fue Estados Unidos posteriormente al lanzamiento de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, quien ejerció su influencia para imponer un dominio en este territorio. Por eso, EE.UU apoyó a Chiang Kai-shek líder del partido nacionalista Kuomintang, quien había sido derrotado – en el espacio continental por el PC de Mao- y lo protegieron para mantener fuera del alcance chino a este punto estratégico. Recordemos que esta isla actúa como primera barrera natural (junto a Corea, Japón, Hong Kong y Filipinas) hacia China yendo  por el mar de las Filipinas o el Océano Pacífico. Es decir que también neutraliza la salida marítima de ese país. 

Por ese entonces, o hacia y la fecha  una revolución comunista no era posible para Estados Unidos, por lo cual buscaron mantener el control en la zona a través de Corea del Sur en el norte, de Camboya, Vietnam en el sur y de las islas de Japón, Hong Kong, Filipinas y Taiwán en el mar. Con la caída del imperio japonés (1945) y la guerra de Corea (1953), movilizaron  vastos recursos militares con el fin de  modificar la correlación de fuerzas  establecida luego de la segunda guerra mundial. El partido Kuomintang se apropió de la isla denominada Taiwan y se autoproclamaron la verdadera República de China. Allí sellando un enfrentamiento   con la China continental que se proclamó  República Popular de China. Por su parte, Taiwán siendo apoyada por Estados Unidos buscó generar lazos con el resto del mundo y logró que distintos  países le otorgaran el reconocimiento como la China oficial. No obstante, esta situación entre las décadas de 1980 y 1990 comenzó a  transformarse cuando la China continental inició un proceso de  alto crecimiento sostenido y se fue convirtiendo en una potencia mundial. Con este crecimiento vino la política de “Una sola China” que pregona la unificación con este territorio que lo consideran propio, al igual que Hong Kong que fue devuelto por Inglaterra en 1997.

Para eso desarrolló y desarrolla una acción diplomática que ha dado  frutos a lo largo del tiempo, sobre todo en América Latina. Para negociar de Estado a Estado la República Popular solicita que no se reconozca a Taiwán como estado autónomo. Sin embargo, los estados que aún reconocen a Taiwán en América Latina son  Honduras, Guatemala, Paraguay, Haití, Bélice; las islas de San Cristóbal y Nieves, ​Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas. En los últimos años se produjo el cese de las relaciones de la isla con Panamá (2017), República Dominicana (2018) y Nicaragua (2021). De esta forma, se espera que Honduras también cambie el estatus próximamente y Paraguay modifique el vínculo iniciado por la simpatía por el anticomunismo de Chiang Kai-shek con el dictador Alfredo Stroessner.  La política de la China Popular para con nuestros países es de reconocimiento de los gobiernos latinoamericanos sean estos de cualquier signo político. Su expansión económica desde los años de 1980 fue el marco de vínculos que no les impidió romper relaciones con la dictadura de Pinochet en Chile, para poner un ejemplo. La fundamentación explícita fue   que las relaciones eran con los pueblos y no con los gobiernos. Argumento similar  utlizado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que no cortó vínculos con las dictaduras de  la década de 1970 en nuestra región. 

La etapa actual de conformación de un nuevo orden mundial en donde Rusia y China son protagonistas está haciendo virar aquella política exterior para acercarse a la defensa de los gobiernos democráticos tal  como vimos en el no reconocimiento del gobierno surgido por el efímero golpe de Estado a Hugo Chavez en 2002 ni tampoco al gobierno del golpe en Bolivia en 2019, ambos países claves en la producción de energía. Por lo tanto,  pese a la provocación norteamericana, los países de América Latina no acompañarán masivamente esa política. La misma es  inconveniente a los intereses económicos y sociales, a la vez,    que el reclamo de soberanía vigente de un país que fue colonia en otro momento y aún no ha podido recuperar el control de esa parte de su territorio legítimo es algo muy conocido en nuestra región. Sobran los ejemplos de estas situaciones en América Latina, pero recordemos a las Islas Malvinas en posesión de la Corona británica y la OTAN. 

La República Popular China tiene vínculos con el gobierno en Taiwán y busca que la reunificación sea una cuestión nacional, algo que para los EEUU se trata de un problema estratégico y que tratarán de impedir como puedan. 

En el medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, aparece esta situación sobre un reclamo histórico y por supuesto los medios de comunicación hegemónicos en los países de América Latina no hablan de la República de China enfrentada a la República Popular, sino que simplemente hablan de Taiwán, que pareciera una pobre isla de 23 millones de habitantes que no produce los semiconductores que se utilizan en la industria electrónica norteamericana sino ositos de peluche y que estaría siendo acechada por el gigante Comunista.